domingo, 1 de enero de 2017

La carga del hombre blanco.

En la carga del hombre blanco, William Easterly crítica la manera de como los países ricos están intentando ayudar a los más pobres. Su queja principal es que el dinero se despilfarra y no llega a quien realmente lo necesita.
Comienza sus crítica con los grandilocuentes y utópicos: OBJETIVOS DEL DESARROLLO SOSTENIBLE, impulsados por las Naciones Unidas cuando se acerca el final del periodo previsto para tratar de alcanzar Los Objetivos del Milenio (ODM), que finaliza en 2015. Su redactor fue Jeffrey Sachs, alguien convencido de que la pobreza extrema en África se puede erradicar con apoyo económico y una buena estrategia técnica. Según Sachs, muchos países africanos están atrapados en una PROVERTY TRAP (Trampa de la pobreza) y lo que necesitan es un BIG PUSH (Gran empujón) para comenzar su desarrollo.
Sin embargo, esta idea no funciona, pues ya se ha gastado muchísimo dinero durante décadas y ha servido para bien poco. Pues después de 2,3 billones de dólares, hoy en día todavía hay niños muriéndose por no recibir medicinas, una alimentación adecuada, una higiene sana… Easterly platea que quizás no nos estamos dando cuenta de que este enfoque tradicional del GRAN EMPUJÓN no funciona. Y el error este en nosotros que tratamos al pobre como alguien que no sabe lo que necesita cuando realmente salir de la pobreza está en sus manos.
Para Easterly, el hombre blanco ha adoptado la postura de planificador en lugar de buscador, concibiendo la pobreza como un problema técnico que sus expertos pueden solucionar decidiendo que necesitan los pobres. En cambio los buscadores averiguan que necesitan los pobres y les ayudan a que ellos los implanten, pretendiendo acabar con la pobreza con mecanismos desde abajo.
De esta manera, Easterly hace ver que los planificadores deben dejar paso a los buscadores, pues la historia nos corrobora que los enfoques desde arriba no funcionan. Hay que ser constructivo y trabajar con un enfoque de abajo a arriba, reformando poco a poco las estructuras sociales, políticas y económicas locales. Algunos de los ejemplos reflejados en el libro son: estimular  los mercados desde la base, buscar la manera de evitar la corrupción, trabajar a nivel local, con gente local y asegurarse de que el dinero llega a quien realmente lo necesita.
Por otro lado, esta postura tan crítica de Easterly no es del todo cierta, pues la ayuda internacional ha conseguido grandes logros, como controlar muchas enfermedades, una mayor formación de los profesionales, así como la llegada de la tecnología está propiciando que los países poco a poco puedan despegar.
Para finalizar podemos decir que el problema de la ayuda a los pobres no está en la cantidad de dinero si no en los grandes planes diseñados sin atender las necesidades reales de los pobres a los que se quiere ayudar. Debemos de sacarnos de la cabeza la visión del mundo como una hoja de papel sobre la que los europeos debemos escribir la historia y el futuro de los países pobres. Pues, solo se acabara la pobreza con una mayor COMUNICACIÓN CON LOS POBRES Y  MÁS RESPONSABILIDAD A LA HORA DE RESOLVER LOS PROBLEMAS QUE GOLPEAN A ESTOS PAÍSES.



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