Evolución y consecuencias en España.
La crisis financiera de 2008 se desató de manera directa debido al
colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos en el año 2006, que provocó en octubre de 2007 la llamada crisis de las hipotecas suprime. Las repercusiones de la crisis
hipotecaria se manifestaron a partir de 2008, el primer afectado fue el sistema financiero estadounidense, y después el internacional, dando lugar a una profunda crisis de liquidez, que causó indirectamente una crisis alimentaria global, diferentes derrumbes bursátiles, y en conjunto, una crisis económica a escala internacional.
Evolución
El comienzo
de esta crisis fue en 2008, debido a la quiebra, en septiembre de este año, de Lehman Brothers,
cuarto banco de inversión de Estados Unidos, ante el
fracaso de las negociaciones con dos entidades (Bank of America y el grupo
británico Barclays). La quiebra de este banco fue consecuencia del estallido de
dos burbujas, la del negocio financiero y las del sub-sector de la construcción
residencial.
En 2008 comenzó el desempleo, especialmente en España, y con más intensidad
en la Región de Murcia. Las tasas de empleo cayeron, las tasas de paro se
incrementaron y la tasa de crecimiento del PIB real se redujo. Además, en este
año las previsiones más optimistas, para las economías más desarrolladas, no
preveían un crecimiento real capaz de crear empleo hasta dentro de 4 ó 5 años, porque
esta crisis trastocó profundamente algunos mecanismos básicos para el
funcionamiento de las economías y las sociedades más avanzadas.
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Una elevada tasa de paro, que en pleno 2016 se sitúa en 19,5% de
paro total, representado un 43,2% los menores de 25 años y un 17,9% las
personas de 25 años o más.
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Incremento del déficit público, como no podía ser de otra manera al caer
los ingresos por impuestos y mantenerse sustancialmente los gastos, o
incrementarse como ha ocurrido con el gasto por prestaciones de desempleo
dependientes de la Caja Única del Servicio de Empleo Estatal.
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Incremento de la inflación, alcanzando valores por encima de lo que
correspondería a una economía tan estancada como la actual, dando lugar a la estanflación, es decir, estancamiento con inflación, que no hará otra cosa que dificultar más una
pronta recuperación del empleo.
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Subida de los tipos de interés ante el rebrote de la inflación. Por
ejemplo, en abril de 2011, el Banco Central Europeo decidió incrementar el tipo
de interés para la zona euro desde el 1% al 1,25%. Esto quiere decir que, entre
otras consecuencias, las cuotas de las hipotecas van a subir y que las familias
tendrán algo menos de capacidad de compra para nuevos bienes, cuya producción y
comercialización podría generar nuevos empleos, que ya no se llevarán a cabo.
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El trabajo y la vivienda han sido los mercados más afectados. El mercado
del trabajo está sufriendo las mayores consecuencias con pérdidas de empleo e
incremento del paro: cierre de empresas y personas que se quedan sin
trabajo, así como un descenso brutal de la probabilidad de volver a emplearse o
encontrar el primer empleo.
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Deterioro de las relaciones laborales, en forma de perdidas efectivas de
derechos laborales y mayor dificultad para el ejercicio de tales derechos.
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En cuanto a su repercusión, afecta de forma distinta a hombres y mujeres, a
jóvenes y adultos, a españoles y extranjeros…
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En canto al mercado de la vivienda, la crisis supuso que muchas viviendas
terminadas se quedaron sin comprador y siguen sin encontrar uno, entre otras
razones porque la banca controla la oferta de vivienda para
impedir que los precios caigan todo lo que deberían hacerlo.
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También supuso un endeudamiento excesivo para muchas familias que se
metieron en un mal negocio, que les está pasando facturas casi insoportables.
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Los desahuciados de las viviendas son la punta del iceberg de ese drama,
muchos de los cuales siguen teniendo, después del desahucio, cuantiosas deudas
con los bancos que les concedieron la hipoteca.
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Esta crisis que afecta más a los más pobres, como siempre, está lejos de
normalizarse, pues los causantes de este desastre están resultando
especialmente impunes, ya sea en el estricto ámbito del negocio inmobiliario, o
en el de su colaborador necesario: la banca y las cajas de ahorro.
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La posición de España empeorará, en el sentido de que puede alejarse más
del promedio europeo en gasto social, debido a los recortes que ya se han
producido en 2010 en significativas partidas de ese gasto, como el relativo a
pensiones, salarios de los empleados públicos vinculados a la prestación de los
servicios públicos, reducción de empleo, disminución del gasto en gestión e
infraestructuras para la prestación del servicio, …Y esto no acaba aquí, pues
con los objetivos de reducción de déficit público de 2011 los recortes en el
gasto público social se van a seguir produciendo.
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Recortes en el futuro gasto social de España.
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